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    domingo, 2 de octubre de 2016

    Hilario y Micky: músicos congruentes y aguerridos.


    Estimable radioescucha: en nuestra cuestionada sección de artistas que si cantan y tocan en vivo para la radio y la televisión hoy toca el turno al incomparable dueto de Hilario y Micky, injustamente olvidado por la multitud profana. Hilario Sánchez del Carpio nació en Chiapas en 1939. Desde su niñez se interesó por la música y pronto aprendió a tocar la marimba. Más tarde logró dominar el piano y la trompeta. En 1957 llegó por vez primera a la Ciudad de México participando en distintos proyectos musicales. Durante los alocados 60s tuvo la oportunidad de viajar a Europa y no la desaprovechó. Su estilo de interpretar el jazz con un toque peculiar latinoamericano fascinó al público de aquellos países. En Argelia conoció a Micheline Chantin, de origen francés, quien fue a partir de entonces su inseparable compañera sentimental y artística, formando el invencible dueto de Hilario y Micky. Juntos grabaron en 1965 un disco elepé para el sello Capitol intitulado "Jazzteca" (LEM-040), conformado por piezas de música popular y tradicional mexicana, pero engalanados con imaginativos arreglos de jazz. El álbum fue un fracaso de ventas pero con el paso del tiempo ha ido ganando adeptos, hasta convertirse en un valioso objeto de colección, buscado con afán por los amantes del jazz y los melómanos empedernidos. Ocasionalmente eran invitados a participar en programas de televisión, transmitidos por Telesistema Mexicano, en donde Hilario solía tocar con la mano derecha una pequeña trompeta, mientras que con la izquierda se encargaba de la armonía en el piano. Esa forma simultánea de ejecutar ambos instrumentos fue el sello de marca de Hilario durante los años siguientes. En 1968, las oportunidades para tocar jazz en México eran escasas; la gota que derramó el vaso fueron los sangrientos acontecimientos del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco. Tras darse cuenta de la forma en que el gobierno mexicano había aplastado el movimiento estudiantil, Hilario y Micky decepcionados e indignados decidieron irse del país, aceptando la invitación de participar en un festival de Jazz en Cuba. Posteriormente dieron recitales triunfales en Suecia y en otros países de Europa. fijando durante algún tiempo su residencia en Francia. En los años siguientes la pareja se especializó en musicalizar poemas de escritores hispanoamericanos como Rosario Castellanos, Jaime Sabines, Oscar Oliva, Juan Bañuelos, entre muchos otros.

    Durante los sórdidos años 70s, el dueto se presento en recintos de gran renombre a lo largo de Europa y el continente americano. Al comienzo de aquella década Hilario publicó un álbum llamado Vibraphonie, en donde el músico chiapaneco toca exclusivamente vibráfonos y marimbas, logrando un testimonio fonográfico de gran originalidad y belleza. Para entonces Micky había obtenido la nacionalidad mexicana por lo que en 1985 se convirtieron en los primeros artistas que representaron a México en el Festival Internacional de Jazz en Montreal, Canadá. En ese evento, realizado del 28 de junio al 7 de julio, el dueto unió fuerzas con el baterísta Pablo Prieto y el contrabajista Jorge Arturo Presea, obteniendo cálidas y largas ovaciones por parte del público. El dueto decidió regresar a México en donde desgraciadamente los espacios para desarrollar su arte en público siguieron siendo escasos; se enfrentaron a un público mal acostumbrado a consumir compulsivamente productos musicales perecederos, suministrados sistemáticamente por monopólicos medios de comunicación. Ante ese desolador panorama, el dueto no tuvo más opción que tocar en cafeterías, pequeños restaurantes, e inclusive en el metro. A pesar de las precarias condiciones en las que tuvieron que desenvolverse, a lo largo de su brillante carrera artística, no retrocedieron ni claudicaron, logrando publicar varios discos tanto en formato de elepé como en disco compacto, ofreciendo una propuesta musical impregnada de carácter e idiosincrasia mexicana. La historia del dueto tuvo un final especialmente triste y dramático: Micky murió el 27 de septiembre del 2007 luego de regresar de un viaje a París. Fue un golpe terrible para Hilario, quien entonces decidió regresar a su natal Chiapas en donde trabajó como pianista en el hotel Posada Real de San Cristobal Las Casas. Hilario de hecho se hospedaba en una habitación de dicho hotel. La mañana del 27 de enero del 2008 fue visto por última vez saliendo sólo de aquel lugar y nunca más se volvió a saber de él. Su repentina desaparición esta envuelta en un halo de misterio que las negligentes autoridades de aquel municipio no han querido resolver. 

    En el año 2009, el cineasta Roberto Bolado estrenó un documental intitulado Hilario (músico extraviado), a manera de homenaje y reconocimiento a la trayectoria del destacado músico. Con la proyección del cortometraje, el director también deseaba despertar el interés del público y de las autoridades acerca de la repentina desaparición de Hilario Sánchez, de tal modo que el caso fuera retomado y se investigara a fondo su paradero. Sin embargo, no hubo reacción alguna por parte de la policía o de los funcionarios públicos. Para el gobierno federal y para las autoridades municipales y estatales, es obvio que el caso de Hilario es irrelevante, sumándose así a la larga lista de personas desaparecidas, cuyos casos permanecen sin resolver, En un país como el nuestro en donde la justicia es selectiva, sólo si la victima es extranjera y de familia adinerada, los medios de comunicación arman escándalo y lo difunden para que corruptas autoridades policíacas despierten de su somnoliento letargo y actúen e investiguen de manera expedita. Mientras tanto, es mejor recordar a la formidable pareja de Hilario y Micky como en los buenos tiempos, cuando solían deleitarnos con su arte musical, el cual quedó plasmado en discos fonográficos y videos que esperan ser descubiertos por los verdaderos amantes de la música hecha en México.
    Copyright © Andrés Lang

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